(Actualizado 9/8/2018)
Si la NBA se
nutre principalmente de jugadores que participan en la NCAA, la NCAA a su vez lo hace sobre todo de los chavales que
juegan en las High School. Así como
la NBA se reparte a los mejores jugadores de la NCAA mediante el draft, las universidades obtienen sus
jugadores de las High School mediante lo que se conoce como Recruiting (reclutamiento).
Los mejores jugadores jóvenes del país son seguidos por
agencias especializadas, medios de comunicación, páginas web de scouting y las
propias universidades desde muy pero que muy pequeños. Se establece una
valoración para cada uno de ellos dependiendo de sus cualidades y en base a
esta valoración se les asigna un número de estrellas determinado teniendo 5
como tope. Se habla habitualmente de jugadores 5 estrellas, 4 estrellas… Pocos
son los que obtienen el máximo de 5 estrellas y por lo tanto estos son los más
buscados por las universidades top del país a la hora de ‘reclutar’ jugadores.
Como a los americanos les encantan los rankings, el recruiting de la NCAA les da la oportunidad para hacer
rankings de absolutamente todo, por un lado de los mejores jugadores de cada
año, lo que allí conocen como class:
la class del 2018 (los jugadores que entrarán en la NCAA esta temporada), la
class del 2019... La ESPN tiene
incluso ranking de los jugadores que pueden llegar a la NCAA en la temporada
2021-22. También hay rankings de los equipos que mejor recruiting han realizado,
donde habitualmente Calipari con Kentucky no suele faltar en los
primeros puestos.
Las distintas universidades van siguiendo a aquellos
jugadores que les interesan y contactan con ellos bajo unas estrictas normas de
seguimiento realizado por la NCAA. Si el jugador les acaba convenciendo le ofrecerán
una beca deportiva para que elija su
universidad. Como el auténtico espectáculo que es el deporte en USA, los
jugadores top del ranking de cada año hacen pública (en TVs, Twitter, webs) la lista
de sus universidades preferidas entre aquellas que les han ofrecido becas
deportivas. Pueden visitar oficialmente hasta 5 universidades distintas, donde
les agasajan, les llevan a partidos de baloncesto, football… Poco a poco van acortando la lista de
universidades favoritas hasta tomar su decisión definitiva. En ese momento el jugador
da un verbal commitment a la
universidad elegida, pero no estará realmente comprometido hasta que no firme
una National Letter of Intent (NLI).
Normalmente, las universidades intentan cerrar los recruits
con un año de antelación para tener claro el equipo con el que contarán la
temporada siguiente y poder centrarse en la que va a comenzar. Así pues, ahora
mismo las universidades están intentando conseguir jugadores para las temporadas
2019-20 y 2020-21, algunos de la class del 2019 ya están
comprometidos con alguna universidad, como se puede ver en el ranking de la ESPN.
Además de los jugadores reclutados a los que han dado una beca deportiva (cada universidad puede conceder hasta un total de 13), en el equipo pueden haber jugadores que no tienen beca deportiva, a estos jugadores se los denomina walk-on. Han habido notables casos de jugadores que iniciaron su carrera universitaria como walk-ons y acabaron siendo muy importantes en sus equipos, como Luke Maye actualmente en North Carolina, el fantástico Jeff Hornacek en Iowa State o todo un HOF como Scottie Pippen que empezó como walk-on en NAIA.
El recruiting es todo un mundo,
pero sobretodo ofrece a los medios de comunicación y a los fans un tema del que
hablar en los largos meses de espera hasta que comienza una nueva temporada de
la NCAA.
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